EL QUERER COMO POSIBILIDAD
La ética del deseo, de la posibilidad y de la libertad transforma el principio
cartesiano “pienso, luego existo”, por el de “quiero, luego existo”.Si la
acción humana es el fundamento de toda moralidad, para ser el hombre
primero tiene que querer ser.
Así, el nuevo principio
de la subjetividad ética no es el deber, sino mi voluntad más profunda.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmTlwO5-smSifjNtIYckFLY4o98daATu6zB5ARnHMBT7tcKnoeJ6OW28Ds1utYr12JiNBHA-6mgEAzN01hbIQyZLjjJ7XJcfrcQ8j6LEMwMPM4zk8SBImsQdSobCdmegBQ0YUo-R2Zr84/s200/descarga+%25285%2529.jpg)
Querer es querer ser; y querer ser es querer ser más, querer acendrarse y ampliarse más en el ser. En último
término, querer es querer ser plenamente, totalmente: ser del todo
y el todo.
El querer, en un sentido ético, no
es sinónimo de capricho, terquedad o simplemente, una acción fortuita,
sino que es un querer radical en donde nos va nuestro propio ser, es
decir, el ejercicio consciente de nuestra libertad.
El querer como posibilidad, por consiguiente, implica que: “Es de
mi querer esencial, no de un querer parcial o cosificado, sino del querer
que radicalmente me constituye, de donde tienen que brotar mis normas
y mis valores. Mi querer es mi deber y mi posibilidad, lo que el querer descubre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario